martes, 7 de abril de 2009

Porqué es importante llamarse Fernando

Porque le ponen tu nombre a un medio de transporte. Así le ocurrió a Ferdinand Von Zeppelin por ejemplo (así, al azar, como si no estuviera buscando un modo de enlazar lo que quiero escribir con los que estoy escribiendo).

Con eso no quiero decir que suceda siempre, pero al menos ha pasado más veces que con Alberto (y no, no, no, Alberta no es un medio de transporte, aunque quien lo posea gane siempre al Risk)

Puede, tal vez y sólo tal vez, que este caballero en particular tuviera algo que ver con dicha denominación, pero eso deberéis juzgarlo vosotros mismos.

Este chavalín, en la flor de su vida, a la primorosa edad de 53 años, nada más vestirse de largo, (en aquella época el largo se adquiría por méritos, el suyo fue el de ser generalmente General) compuso con la tela de algodón de los bombachos de su queridísima (no de su querida, ella no llevaba bombachos) un montoncito de bolsas muy bien cosidas para intentar volar.

Pero después de saltar tres veces desde el tejado sin resultado, sólo le quedaba suicidarse. Así que, cogiendo los globos y una tostadora, se metió en la bañera para así acabr con su vida ... pero, ¡¡¡milagro!!! ¡¡¡electrólisis!!! las bolsas de algodón se llenaron de hidrógeno y comenzaron a volar, lo sacaron de la bañera por la ventana del cuarto de baño, haciéndolo volar por todo el vecindario hasta la casa del Presidente Paul von Hindenburg, que le abrió las ventanas de su casa y las puertas de la fama.

Todo esta historia tiene como único fundamento hablar de el análisis y experimentación antes de llevar a cabo un proyecto. La historia, evidentemente, no fue así, pero por el efecto que tuvo podría haber sucedido de esta manera cuando bastaba sólo con aire caliente.

Años después el zeppelín en honor del presidente se estrelló matando a 35 personas.

P.D.: Cómo me lio, pero iré mejorando

1 comentario:

Lechuck dijo...

Nada más que por contar entre sus filas con gente como Fernando Arrabal, debería ser motivo de orgullo llevar ese nombre a cuestas.

¡Que vivamos todos los fernandos!